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La era dorada de la diabetes asistida por células

El resultado de seis años de Amy lo sugiere.

Tras convivir con una grave neuropatía diabética y fibromialgia, en 2014, Amy, entonces diabética T1 de 24 años, accedió a las células madre y otras células regenerativas de su grasa (tejido adiposo) para mejorar su calidad de vida. Ese único tratamiento de células regenerativas derivadas del tejido adiposo (ADRC) marcó el punto de inflexión en la batalla de Amy contra la diabetes. Amy pasó de tener el pie dolorido a jugar al fútbol, ir de excursión al Gran Cañón y vivir la vida al máximo.

Amy no siguió una dieta muy restrictiva ni hizo cambios radicales en su estilo de vida para mejorar sus síntomas, su funcionamiento y su calidad de vida. Eso no quiere decir que esas herramientas no sean útiles para algunos; Amy no las necesitó después de la terapia celular. Tampoco estamos diciendo que sus elecciones alimentarias y sus regímenes de ejercicio no fueran saludables; simplemente no eran extremos.

Para poner en perspectiva los resultados de Amy, comparémoslos con el tratamiento habitual de las enfermedades crónicas. Una sola dosis de medicamento rara vez, o nunca, proporciona beneficios duraderos. A menudo tomamos los medicamentos recetados de por vida, a menos que no funcionen o que el paciente no soporte los efectos secundarios.

Las personas mayores toman una media de siete medicamentos y visitan a siete médicos al año.

Los que siguen una vía más natural toman suplementos a diario, repiten terapias integradoras durante periodos prolongados, acuden al quiropráctico cuando sus huesos y músculos desentonan, etc.

El tratamiento habitual de las personas que padecen diabetes junto con otras enfermedades (comorbilidades) exige que el paciente tome varios fármacos al día para tratar cada una de ellas.

No hay que pasar por alto que la mejoría de Amy por múltiples morbilidades fue el resultado de un único tratamiento en el mismo día con los ADRC. Sus beneficios de la terapia celular duran ya más de seis años y continúan. Si Amy necesitara repetir el tratamiento en algún momento, su victoria seguiría indicando que está en marcha una nueva norma de atención a los pacientes diabéticos.

O, como mejor dice Amy, en lugar de vivir con el miedo constante a su próximo brote, puede volver a soñar. En términos generales, los tratamientos basados en el ADRC aportan una esperanza digna de crédito a las personas con diabetes y enfermedades relacionadas.

Hay otras herramientas que pueden aportar importantes beneficios a los diabéticos. Para los enfermos de DMT1 como Amy, la monitorización continua de la glucosa (MCG) combinada con una bomba de insulina automática supone una diferencia positiva. En el caso de las personas con DMT2, la dieta y el control de la glucemia con la MCG pueden cambiar la evolución de la enfermedad o, si se detecta a tiempo, revertirla.

La autoterapia celular de Amy (con ADRC) cambió el curso de su vida. Sus resultados y los de otras personas como ella indican que ha comenzado una Era Dorada en el tratamiento de la diabetes.

Puede encontrar los resultados de Amy comunicados por los pacientes aquí.

Terapia celular AMBROSE

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